Ir al contenido principal

LA LEY DE LA NO RESISTENCIA

 


F

ue en Costa Rica donde por primera vez escuché ese dicho de “Manso pero no Menso”. Un hombre mayor que transmitía un programa cristiano todos los sábados fue quien lo mencionó. De primera mano parece algo correcto y hasta lógico. Lo malo es que este pensamiento contradice abiertamente lo que el mismo Jesús enseñó: Pero yo digo: no resistas a la persona mala. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, ofrécele también la otra mejilla.  Si te demandan ante el tribunal y te quitan la camisa, dales también tu abrigo.  Si un soldado te exige que lleves su equipo por un kilómetro, llévalo dos. Mateo 5:39-41. NTV.

Las palabras de Jesús no son muy fáciles de comprender para la mente común, porque precisamente, no es eso lo que estamos acostumbrados a hacer, sino todo lo contrario: no nos dejamos de nadie, casi siempre respondemos a la provocación, e incluso, nosotros mismos podemos iniciar cualquier enredo si tenemos la oportunidad. Sin embargo, hemos de comprender que estas palabras contienen una enseñanza muy elevada, y que al analizarlas con la mente de Cristo podremos entenderlas e incluso comprender lo conveniente que resulta practicarlas.

Ahora bien, sin duda, esta es una norma superior, que eleva al ser humano a su máxima expresión, y lo ayuda a alcanzar la plenitud. Lamentablemente en nuestra cultura latinoamericana no estamos viviendo conforme a este tipo de normas, y por supuesto, existimos muy comúnmente. Esto no quiere decir que otras culturas estén aprovechando este tipo de normas y principios al máximo, pero con relación a ellos, nosotros necesitamos trabajar en nuestro desarrollo personal. Incluso, los que practicamos la fe cristiana.

No resistan…

El verbo resistir en el idioma del NT quiere decir “oponerse, contradecir, hacer frente”.  Sencillamente es estar en plan de combate contra alguien o algo que nos agrede. Pero Jesús nos manda tener la actitud contraria: no resistir, no pelear, no combatir con la persona que nos adversa. Este mandato del Señor hasta puede parecer tonto e injusto. Una persona natural y razonable no puede dejarse aplastar por nadie. Ni siquiera es lógico ceder al maltrato y la injusticia.

A continuación, el Señor nos da algunos ejemplos de cómo en realidad debemos comportarnos ante el malo, ante quien intenta hacernos daño, y toma la condescendencia como base para nuestro comportamiento: Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, ofrécele también la otra mejilla.  Si te demandan ante el tribunal y te quitan la camisa, dales también tu abrigo.  Si un soldado te exige que lleves su equipo por un kilómetro, llévalo dos.

En este momento podemos pensar en nuestro cónyuge al que ya no soportamos y que nos ha hecho la vida infeliz, “no es posible que se salga con la suya y que nosotros suframos en sus manos”. O ese jefe abusivo que no valora nuestro trabajo, o esos padres que no han hecho más que hacernos sufrir con sus exigencias. También está el policía que abusa de su autoridad y nos hace pasar un mal rato, quedando impune sin que nadie pueda hacer nada porque es la autoridad. Hay tantas situaciones insoportables, ¿por qué condescender ante ellas? Desde esa posición, la vida parece ser injusta.

Pero debido a que las palabras de Jesús no parecen lógicas al razonamiento promedio, es posible que haya una verdad de fondo que no logramos percibir con nuestra inteligencia. Muy poco he visto esas series de dibujos animados asiáticos de luchas y súper héroes, de poderes extraordinarios. En algunas escenas he visto que quien está prácticamente vencido por el contrincante, de repente se recupera echando mano de una fuerza más allá de lo humano, podríamos decir “espiritual y superior”. Ese recurso es un nivel de fortaleza no humano, pero que los personajes pueden obtener por decisión y voluntad. Algo parecido es lo que nos ordena el Señor: esta norma que nos indica es un nivel no natural que se puede implementar en lo natural, y que nos lleva a lo mejor de  nuestra existencia.

 

Parece absurdo, sin embargo, al practicarlo, nos damos cuenta que así evitamos los desacuerdos, contiendas, la tensión sicológica, etc. Comience en su hogar, evite los pleitos, las contiendas con su cónyuge, hijos, padres, hermanos. Verá que le traerá resultados.  Luego lleve esta práctica fuera del hogar mientras trabaja, en el autobús, en el vecindario, etc. Evite confrontar actitudes y personas.  Procure no meterse en confrontaciones.

Una práctica superior

Considere las siguientes prácticas en vez de la confrontación:

1.           No combata al malo. La no resistencia es dar a alguien que nos perturba o adversa algo que realmente no merece.  La otra persona espera de nosotros una reacción antagónica, pero podemos actuar bajo la naturaleza del Espíritu Santo, y en vez de pelear, ceder, bendecir, incluso, hacerle algún bien.

2.           Si alguien lo adversa, recuerde lo que dice Romanos 8:28: todo sirve para bien a aquellos que amamos al Señor.  Por lo tanto, si el malo le quiere hacer daño, recuerde que usted es parte de un plan maravilloso de Dios, y que Dios utiliza todo para su bien, así que el malo es parte del plan de Dios para ayudarlo a usted a cumplir su propósito en su vida.

3.           Practique lo que dice el Señor: bendiga y no maldiga. Ro.12:14. Cuando bendecimos al malo, le quitamos su arma para hacernos daño. ¡FUNCIONA!

Cuando nos resistimos a algo, lo que hacemos realmente es hacer que eso nos persiga, o como diría un predicador, “cuando tienes un cayo, y te lo cuidas, solo allí te dan”. Cuando nos corremos de un perro, este nos persigue. Si dejamos de resistir, la adversidad se desvanece por sí misma.

En realidad, el trabajo que tenemos es con nosotros mismos, porque tener este tipo de conducta realmente lo que hace es transformar nuestro carácter, de una actitud común, a una espiritual, elevada, pues este comportamiento es superior.

REFELXIONE:

La resistencia es la conducta común del mundo entero: vivimos en guerra constantemente, y no desaprovechamos cualquier oportunidad para nosotros también ponernos en combate. Pero Jesús nos manda esta actitud para nuestro bien. Realmente no es ser tonto el ceder, el evitar el conflicto, esa es una actitud de sabios.

Inicie hoy en casa, evite el conflicto, aunque lo provoquen, verá que en poco tiempo esto causa un enorme beneficio en usted, porque la resistencia es sinónimo de sufrimiento, ya que inmediatamente que nos ponemos en resistencia entramos en tención.

Vuélvase un ser humano extraordinario, practicando a diario las palabras de Jesús. Repítalas y vuélvalas a repetir, así ellas se convertirán en parte de su conciencia y de su conducta diaria. De esa manera solo le espera dicha y alegría.

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL HÁBITO DE MALDECIR: CONSECUENCIAS Y CÓMO SUPERARLO

La función que tiene nuestra boca en el desarrollo de nuestra vida es muy importante. Con nuestras palabras podemos construir una buena vida o destruirla constantemente. Aunque no lo creamos, esto es bíblico y muy real. La raíz del mal Por las malas relaciones, muchos suelen proferir palabras de maldición hacia otros. Una persona puede maldecir tan frecuentemente, que deja de ser consciente de que lo hace.   Maldecir se vuelve un hábito automático en muchos. ¿Qué significa maldecir? Maldecir, literalmente significa condenar algo a destrucción . Cuando alguien maldice a una persona o cosa, está condenando a esa persona o cosa a la destrucción. Por eso es que el diccionario afirma que maldecir es el deseo que al prójimo le venga algún daño. Sin embargo, realmente el daño sucede a quien maldice y no a quien es objeto de maldición. En Levítico 19:14, la Biblia dice: “No maldecirás al sordo, y delante del ciego no pondrás tropiezo, sino que tendrás temor de tu Di...

ELÍ, LA NEGLIGENCIA TRAE SUS CONSECUENCIAS

Negligencia se define como “descuido u omisión” de la responsabilidad personal. También podríamos decir que es falta de esfuerzo y de aplicación  a las labores correspondientes. El ser negligente trae consecuencias severas, sobre todo cuando se es así en la familia. El ejemplo clásico en las Escrituras lo encontramos en el sacerdote Elí, quien a pesar de conocer la palabra de Dios y saber cómo debía actuar fracasó como padre y como líder religioso. Cuando Elí estuvo en el sacerdocio hubo oscuridad espiritual en Israel, al punto que la Palaba del Señor era escasa en aquellos días, 1Sa.3:1. La persona negligente no ignora lo que debe hacer, sencillamente, no lo hace. No es por falta de conocimiento que el negligente no actúa, sino por “pereza”. Elí sabía muy bien cuáles eran sus responsabilidades, incluso, un profeta llegó a advertirle lo que pasaría si él no reaccionaba, sin embargo, él no reaccionó, 1Sa.2:27-36. ¿Actualmente está atravesando alguna situación difíc...

NOEMÍ, DECISIONES EN CONTRA DE LA VOLUNTAD DE DIOS

Lic. Bruno Valle G.  Como seres humanos, somos libres de tomar las decisiones que queramos, sin embargo, también somos responsables de las consecuencias que estas nos puedan traer en el futuro. Si son buenas, excelente, pero si son malas, no podremos echar la culpa a nadie. Noemí fue una mujer judía emigrante, cuyas decisiones la llevaron al desastre y a recorrer un camino muy largo, plagado de sufrimiento, pero al final, logró aprender la lección y consiguió ser feliz. “ En los días en que los jueces gobernaban Israel, un hambre severa azotó la tierra. Por eso, un hombre de Belén de Judá dejó su casa y se fue a vivir a la tierra de Moab, junto con su esposa y sus dos hijos.    El hombre se llamaba Elimelec, y el nombre de su esposa era Noemí. Sus dos hijos se llamaban Mahlón y Quelión. Eran efrateos de Belén, en la tierra de Judá. Así que cuando llegaron a Moab se establecieron allí.   Tiempo después murió Elimelec, y Noemí quedó sola con sus dos hi...