EL LIBRO DE LOS PRINCIPIOS ETERNOS



Mt.24:35

E
s posible que la mayoría de nosotros estemos ignorando, inconscientemente, las leyes de la vida, y por lo tanto, estamos viviendo sin practicarlas.  Por supuesto, esto trae enormes perjuicios y la falta de alegría y felicidad. Tal vez este sea el motivo por el cual millones de personas no le encuentran sentido a su existencia, y en muchos casos, deciden abandonar este mundo por medio del suicidio, porque sinceramente, nadie que disfrute vivir, querrá morir.

La vida no se puede vivir al azar, debemos basarla en los principios y normas que Dios ha establecido para el ser humano. Si no lo hacemos, la frustración y el fracaso serán nuestro pan diario.

Muchas personas sienten aversión a las palabras “normas”, “mandamientos”, “principios”, “leyes”, sencillamente porque las relacionan con limitación, falta de libertad y con opresión. ¡No hay nada más alejado de la realidad! Son precisamente estas cosas las que pueden darle un valor agregado a nuestra vida, porque, aunque usted no lo crea, los principios y valores, son la carretera para la cual hemos sido diseñados.  Déjeme darle un ejemplo. Mi primer carro fue uno con motor Dodge 1600cc, de transmisión automática. Como vivo en una ciudad pequeña y muy congestionada, raramente podía llevar esta máquina a su máximo nivel. Sin embargo, cuando viajaba a otro país de Centro América, era un placer manejar ese vehículo, por su estabilidad, fuerza y velocidad. Sencillamente, ese vehículo fue diseñado para llevarlo hasta esos límites. Cuando iba por la carretera en ese vehículo, a una velocidad considerable, lo hacía llegar a su plenitud, porque aprovechaba su diseño.

En esencia, las normas de la vida son el diseño planificado para nosotros, porque por eso son “las normas de la vida”. Y lo podemos comprobar porque las personas que las respetan y las viven, prosperan en todos los sentidos: personal, familiar, laboral, social y económicamente. El crecimiento de una persona que vive de acuerdo con los principios y valores de la vida, es integral y maravilloso. ¡Vale la pena vivir así!

La Biblia está llena de principios

El cielo y la tierra dejarán de existir, pero mis palabras no dejarán de cumplirse” Mt.24:35, DHH. Esta fue la afirmación de Jesús en uno de sus más famosos discursos. Aunque estaba hablando acerca de su segunda venida, esto también se puede aplicar a la Palabra de Dios en general. ¡Es imposible que lo que Dios ha dicho deje de cumplirse! Esto también es cierto en cuanto a los principios que el Señor establece en su Palabra para nuestras vidas.

Un principio es:

Una norma  o idea que debe gobernar la vida del ser humano.  Aunque no se respeten, los principios siguen activos, aun si nosotros los ignoremos. Estos actúan independiente de nuestro conocimiento de ellos. Cuando estos son quebrantados, lamentablemente nuestra vida se descarrila y damos traspiés que nos mantienen en frustración y fracaso constante.

Como ejemplo voy a citarle el caso de un hombre que, aunque obtiene un buen salario por su trabajo, jamás puede disfrutarlo por dos razones: la primera, porque es tomador constante, el licor lo ha esclavizado. Segundo, porque sostiene dos familias con el mismo salario.  Este señor ha violado el principio de la administración, porque no sabe administrarse a sí mismo, y como consecuencia, no ha podido administrar su dinero. ¡Ni qué decir de los que tienen más de dos familias!

Los principios son la guía que nos indica cómo debemos vivir para tener éxito y ser felices.  Cuando no seguimos esta guía, no hay forma de alcanzar la plenitud personal.

La Biblia está llena de principios, los cuales nos enseñan la forma en que Dios quiere que vivamos:

Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto. Dios la usa para preparar y capacitar a su pueblo para que haga toda buena obra.
2Ti.3:16,17, NTV

¿Por qué hay tanta desdicha y frustración en este mundo? Es porque el ser humano ha decidido vivir independiente de Dios y su Palabra, sin obedecer la guía que él nos ha dado.



Hay bendición en la obediencia a los principios de la Palabra

La Biblia dice literalmente: “Estudia constantemente este libro de instrucción. Medita en él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito. Sólo entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que hagas.” Jos.1:8. Recordemos que es imposible que no se cumpla la Palabra del Señor, por lo tanto, esta promesa de bienestar en respuesta a la obediencia, también se cumplirá para todo aquel que disponga su corazón a la obediencia.

La Biblia tiene una norma de conducta para todas las áreas de nuestra vida, para las finanzas, la familia, el trabajo, la administración de la vida privada, para el ministerio en la iglesia, etc. Por lo tanto, cada acción que emprendemos debe ser con base en la Palabra de Dios. En Proverbios dice: “Las decisiones sabias te protegerán; el entendimiento te mantendrá a salvo.” Prv.2:11. Si las Escrituras nos indican la forma correcta de actuar y nosotros seguimos un camino diferente, definitivamente las cosas no pueden salirnos bien. En cambio, si seguimos “el manual de vida”, la Palabra, el éxito está garantizado. Cuando nuestras acciones y decisiones están basadas en principios, los resultados serán positivos, sino, serán negativos.

La mayoría de personas sabemos que existen leyes físicas, como la ley de la gravedad. Lo que se ignora es que también existen leyes espirituales, y aunque estas no son evidentes, son reales, como las leyes físicas. Si intentamos desafiar la ley de la gravedad subiendo a un edificio y nos lanzamos sin ningún mecanismo de descenso, porque pensamos que podemos vencer la ley de la gravedad, es seguro que moriremos por el impacto al caer. Es posible que ignoremos las leyes físicas, pero eso no quiere decir que estas dejarán de cumplirse. Eso mismo ocurre con las leyes espirituales: cosechamos lo sembrado, si honramos seremos honrados por los demás, si somos generosos siempre tendremos para disfrutar y compartir, etc.  Sean leyes físicas o espirituales, cumplirlas o no, trae consigo consecuencias, buenas si se acatan, o malas si decidimos vivir al margen.

Analice por un momento cuáles son las áreas de su vida en las que ha tenido fracaso constante, y trate de indagar si ha sido por su falta de obediencia a los principios de la Escritura.

La Biblia es infalible

Con algunos ejemplos podemos comprobar la infalibilidad del cumplimiento de la Biblia. Tan cierto como que el sol ilumina la tierra cada día es que “Todo lo que el hombre siembra eso cosecha”. Es imposible que esta norma no se cumpla. Una amiga que vive en Estados Unidos me contó, con lágrimas, la experiencia que le tocó vivir después de un doloroso divorcio.  Ella estaba casada por primera vez con un estadounidense, pero se enamoró de un latino más joven y dejó a su esposo para casarse con este otro. No mucho tiempo después, se dio cuenta que este último era un oportunista que la dejó endeudada y sobre todo con un gran dolor.

Me confesó que comprendió que se le estaba devolviendo el mal que ella había hecho, y con lágrimas y tristeza, llamó a su primer esposo para pedirle perdón por la herida que le había causado cuando simplemente decidió separarse de él.  Ahora ella sentía en carne propia lo que tiempo atrás había hecho con otra persona.

Somos el producto de nuestras decisiones, e indiscutiblemente, tenemos lo que hemos sembrado.  También es cierto que “dando es como se recibe”. Así, cientos de principios pueden ser encontrados en el libro eterno de Dios. Si los practicamos en nuestra vida, definitivamente seremos bendecidos enormemente.

Reflexionemos:

Es imposible que la Palabra de Dios deje de cumplirse, por lo tanto, si practicamos los principios que ella nos presenta, consecuentemente seremos bendecidos y todo nos saldrá bien.

La Biblia nos ofrece la guía que debemos seguir para triunfar en este mundo, si no la seguimos y tomamos nuestro propio camino, no podemos esperar que las cosas nos salgan bien, de hecho, estaremos destinados al fracaso si no hacemos las cosas de la forma en que se deben hacer.

Si hasta el momento no ha gozado de plenitud, revise su obediencia a los principios espirituales, si encuentra desobediencia, comience por el arrepentimiento sincero y siga con la práctica de esos principios, obedézcalos.  Verá que en muy poco tiempo el rumbo de su vida cambiará para bien.  Asegúrese una vida de éxito y prosperidad, sujetándose a los principios que Dios, nuestro Señor, establece en su palabra.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Gracias por estos mensajes físicos - espiritual y eternos.

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