BIBLIA Y SEXUALIDAD




El libro de Santos Beneti, "Sexualidad y erotismo en la Biblia", es sumamente esclarecedor, dejando ver la relación sexual como algo con un gran propósito, no solo con el objetivo de la procreación de la sociedad, sino también como el acto que permite a todo ser humano alcanzar su plena madurez como adulto.

En el capítulo “La sexualidad en la época de los patriarcas”, Beneti establece claramente la funcionalidad y el objetivo final de la genitalidad complementaria, es decir, entre hombre y mujer: la procreación y la realización individual como persona.

PATRIARCADO Y MATRIMONIO

En la época Patriarcal, se considera al patriarca de cada clan como el responsable por la familia, y este ha de encargarse que la familia sea preservada a través del tiempo.   El padre es el que se encarga de los matrimonios, de faltar el padre debía hacerlo el hermano mayor, como en el caso de Rebeca y su hermano Labán. Él se encargaba de arreglar los matrimonios, sin que necesariamente contara con la aprobación de los contrayentes. El matrimonio era un asunto que se trataba entre las familias y no precisamente entre la pareja. Este caso ha quedado documentado claramente en la historia de Isaac y Rebeca.

De acuerdo con la bendición que se da a Rebeca, el matrimonio tiene el objetivo de la procreación y preservación del clan:  “Que nazcan de ti millares y decenas de millares; y que tus descendientes conquisten las ciudades de tus enemigos…” Gn.24:60.

Como el fin era la procreación, la poligamia era vista como un recurso para llegar a ese fin, sin que se la viera como algo deshonesto o nefasto: sencillamente se practicaba como un medio de llegar a cumplir la voluntad de Dios: la reproducción humana.  El caso de Jacob es una prueba clara de esto: cuatro mujeres que vivían con él y de las cuales nacieron los 12 patriarcas.

Los matrimonios debían ser endogámicos con el fin de mantener la exclusividad del clan o familia. Es por eso que el caso de Lot, aunque puede ser visto como una relación incestuosa y no endogámica, el objetivo de tal relación sí era endogámica, pues las hijas de este pretendían defender la homogeneidad  de su grupo racial. Prueba de ello es que el caso de Lot y sus dos hijas se presenta  en la historia bíblica, pero no se critica en toda la Biblia.

Son la cultura y la sociedad las que dan valor al matrimonio. Por eso el matrimonio sufre un proceso de adaptación a las ideas y creencias de las culturas.  Las costumbres se van convirtiendo en leyes.

A la vez,  la bigamia tenía como objetivo específico la reproducción.  Esta práctica fue adquirida de la legislación mesopotámica de Hammurabi, que concedía al hombre poder tener otra mujer aparte de su esposa, todo con fines reproductivos. Esto ha quedado claramente expuesto en Gn.16, donde Sara entrega una esclava egipcia a Abraham para darle hijos a su esposo por medio de ella.  Debido a que la esterilidad era causa de divorcio, la esposa podía recurrir a este recurso para evitar ser repudiada. Esta idea tiene más fuerza si se entiende que la esterilidad era responsabilidad, en ese tiempo, de la mujer, pues se consideraba que si había emisión de semen dentro de ella, ella tenía la obligación de concebir y dar a luz. No se conocía en esos tiempos la esterilidad masculina.

Por otro lado, la poligamia, a parte de cumplir con el propósito de la procreación, tenía la finalidad de servir como símbolo de poder económico, de status.  Es por eso que era un asunto solo para los ricos y los príncipes, pues el pobre no tenía lo suficiente para pagar muchas dotes ni mantener tantos hijos. Así que se entiende la conducta de Salomón al tener mil mujeres, lo cual, antes de ser una actitud de lujuria y desenfreno, realmente era un símbolo de su poder y riquezas.

Muy seguramente por los antecedentes de Salomón, Dt.17:17 regula la cantidad de mujeres que debía tener un rey: “Tampoco tendrá muchas mujeres, no sea que su corazón se desvíe”. Por eso la poligamia llegó a prohibirse, no por asuntos sexuales, sino por motivos religiosos: para evitar que el hombre se desviara de la fe del Dios verdadero.

DESCENDENCIA Y ESTERILIDAD

La sexualidad es parte fundamental en la vida de la sociedad, ya que esta necesita subsistir por medio de la procreación. La verdadera ley del matrimonio era la procreación, Gn.1:28, sobre todo de varones.  Por eso era una gran humillación para una mujer no tener hijos.

Para los hebreos conscientes de la promesa divina de una numerosa descendencia, y de un gran pueblo, la esterilidad era la frustración de esa promesa. Como ya se ha dicho, muchas mujeres resolvían este tema con una modalidad que actualmente llamamos “vientre de alquiler”, especialmente si la estéril era amada; como lo fue el caso de Sara y de Ana, la esposa de Manoa. Así pues, tanto la poligamia como el “vientre de alquiler” tienen su propósito muy honesto y aceptado en la sociedad de los personajes bíblicos.

La sexualidad con propósito en las Escrituras asume un papel subordinado a valores sociales. Por eso, los genitales tienen una función tan importante en el ser humano, que hasta se jura por ellos, pues expresan al mismo ser humano en su intención más profunda. Esta es la razón de por qué cuando Dios hace pacto con el hombre, media la circuncisión como símbolo de entrega por parte del hombre hacia Dios. Así que, por ser los genitales los órganos esenciales para la vida, y no hay cosa más sagrada que la vida, los genitales son la expresión de la vida concreta en el ser humano. Gn.24:2,3 relata el episodio de Abraham pidiéndole diligencia a su esclavo para buscar esposa para su hijo Isaac.  Para comprometerlo, le pide que ponga su mano en su entrepierna, y todos sabemos lo que hay en la entrepierna de un hombre.  ¡Así de sagrados se consideraban los genitales masculinos!

El caso de la hija de Jefté, Jueces 11:29-40, nos deja claro que, incluso la vida, tendrá poco valor si no alcanza su plena realización en la práctica de la sexualidad. La virginidad, que es lo que llorará la hija de este desventurado hablador de juramentos, es lo que ella quiere llorar, pues no ha podido superar la etapa de la niñez por medio de la actividad sexual, y como consecuencia, muere sin cumplir su propósito como mujer: dar a luz hijos. Morir así era equivalente a ser anulada como persona, pues el individuo encuentra su verdadera realización cuando puede ejercer su sexualidad para continuar con el ciclo de la vida.

En resumen, no hay hombre o mujer auténticos sin sexualidad ejercida y sin una genitalidad madurada en el hijo.

EN CONCLUSIÓN:

La sexualidad tiene un sentido profundo en la Biblia y una importancia única.  Por medio de ella, el ser humano completa su vida y su diseño. Bien entendida, según la Biblia, la sexualidad se disfruta, no se sufre, cuando esta se enmarca según la voluntad de Dios. 

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