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COSTUMBRES QUE NO SON DOCTRINA

Las culturas antiguas nos han dejado un legado fantástico en los anales de la historia a las civilizaciones modernas. Los antiguos egipcios, con sus misteriosas costumbres, aún fascinan a todo aquel que pasa a lo lejos de su legado histórico, ya sea por medio de libros, revistas o aún por medio de programas televisivos que nos muestran cuán grandes e inteligentes fueron estos misteriosos personajes. Babilonia, la antigua ciudad con jardínes colgantes admirados por muchas generaciones, nos ha dejado un importante espacio en la historia antigua tocante a sus quehaceres culturales. La enorme belleza de los jardínes colgantes, les mereció que fueran reconocidos como una de las siete maravillas del mundo antiguo. Lamentablemente ahora estas bellezas sólo se pueden estudiar por medio de la arqueología, ya que lo que una vez fuera una ciudad hermosa, ahora yace completamente en ruinas como también la profecía bíblica lo predijera (Jeremías 50.1 3). Pero la cultura que más roba nu

LLAVE QUE ABRE LOS CIELOS.

Orar es la única forma que tenemos para abrir los cielos. Sin embargo, es necesario hacerlo con persistencia. Hay dos cosas que pueden ocurrir con una petición: la primera es que podemos cansarnos de pedir y pedir, así que desistimos. La segunda, es continuar pidiendo hasta que obtengamos lo deseado. Santiago dice que cuando no somos persistentes, es que realmente no queríamos lo que estábamos pidiendo, y también demostramos incredulidad, porque cuando nos cansamos de pedir es que no creemos que Dios contestará nuestras oraciones, Stg.1:6-8. La persistencia es un signo de fe en Dios y en la oración. Al leer las palabras de Santiago: “Quien es así, no crea que va a recibir nada del Señor…” v.7, refiriéndose al de doble ánimo, comprendemos el deseo de nuestro Dios de ver nuestra persistencia, para que esta sea premiada. Debemos orar por las cosas que deseamos realmente y depurar nuestras oraciones de tanto palabrero que de todos modos no impresionan al Señor en nada. He notado que en

PERSISTENCIA: LA FUERZA QUE APRESURA LA ORACIÓN

Lo peor que podemos hacer con la palabra de Dios es no creerla, y en cuanto a la oración, esta idea es más notable. La Biblia dice que la constancia en la oración es un signo de fe, y una garantía que recibiremos lo que pedimos, Stg.1:6-9. El Antiguo Testamento manifiesta que la constancia era una cualidad de los que querían recibir beneficios del Señor. Cuando leemos expresiones como “ Dios mío, escucha mi oración ; no desatiendas mi súplica .” Salmo 55.1, nos encontramos ante una actitud perseverante, continua delante del Altísimo. Este tipo de expresiones aparecen literalmente muchas veces, y otras expresiones como “Rebeca no podía tener hijos, así que Isaac le rogó al Señor por ella. Y el Señor oyó su oración y Rebeca quedó embarazada .” Gn.25:21, también son muy comunes en los libros del Antiguo Testamento. Este último versículo presenta una bendición recibida, pero se nota una carga fuertísima de constancia e insistencia por parte de los beneficiados. Al aparecer

ADORAR TAMBIÉN ES ORAR

La oración también tiene un perfil distinto al que pensamos generalmente. No solo es pedir, pedir y pedir. No solo es hablar y hablar. La oración también debe contener CONTEMPLACIÓN. La contemplación es admiración, recogimiento, es una mirada para disfrutar la gloria de Dios. En otras palabras, cuando oramos, también debemos callar para contemplar, admirar, sobrecogernos con la presencia de Dios. La Biblia dice que en el tiempo que Josafat era rey sobre Israel, se enfrentó a un gran peligro de invasión proveniente de los moabitas, amonitas y los meunitas, 2Cro.20:1,2. Las Escrituras no esconden el sentir del monarca: “ Josafat sintió miedo y decidió acudir al Señor ”. V.3. Para que alguien como Josafat sintiera temor, el peligro debió ser inmenso ( vea el versículo 12) . Sin embargo, hizo cuatro cosas importantes: Buscó en oración al todopoderoso Dios de los cielos. V.3. Convocó para un ayuno masivo a todo el pueblo, V.3. Puso los ojos en Dios, entendió que por su