CÓMO PERDONAR: HASTA SETENTA VECES SIETE



No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Mt.18:22

L
os cristianos debemos lidiar con el tema del perdón de una forma muy especial. Las  personas del mundo pueden decidir odiar o perdonar, nosotros no. Somos llamados a una vida superior y a establecer una diferencia de conducta con relación a las personas del mundo. Para nosotros el perdón no es opcional: es un mandamiento de ineludible cumplimiento.

Hasta dónde llega una ofensa

Uno olvida rápido las ofensas que da, pero las que recibe las escribe como en piedra. Cuando ofendemos justificamos nuestra conducta con razones que nos parecen suficientes, y hasta creemos haber hecho bien. Sin embargo, cuando somos ofendidos recibimos un impacto muy fuerte en nuestras emociones, y eso nos marca, ya sea hasta que oímos del ofensor palabras de arrepentimiento, o hasta que nosotros decidimos perdonar.

La falta de perdón marca emocionalmente, y se puede llegar a caer en la amargura, en la enfermedad y otras condiciones que pueden perjudicar. Hebreos 12:15 dice: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados…” La falta de perdón contamina la vida, la envenena y la desfigura. Una ofensa puede calar hondo en el alma de una persona, por eso, es de vital importancia impedir que nos llenemos de la oscuridad de malos sentimientos y amargura. “Mirad bien”, es una expresión que se traduce de “episkopeo” y esta nos invita a mantener una permanente supervisión de nuestras emociones y sentimientos. Debemos tener una actitud vigilante de nuestro mundo emocional. También tiene el sentido de “cuidar”, mantener atención constante. ¿Sabe por qué es tan importante mantenernos vigilando nuestro mundo interior? ¡Porque podemos perder la gracia de Dios! Esto es lo más horrible que pudiera pasar a cualquier ser humano. ¡Hasta allí puede llegar una ofensa no perdonada!

El tema del perdón

En la Biblia se aborda mucho el tema del perdón, especialmente en el Nuevo Testamento. Esto es así porque en el cristianismo Dios trata con las emociones del ser humano, con su mente y su estado de ánimo. El cristianismo no es una fe superficial, sino una que toca el ser interior del hombre, su espíritu. El cristianismo está basado en el perdón, el sacrificio de Jesús lo demuestra.

Cómo perdonar

UNO: Pablo escribió: Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Ef.4:32, RV60. Para perdonar debemos hacerlo siguiendo el modelo de Cristo, quiere decir que el perdón implica sacrificio. Nadie dijo que es fácil hacerlo, pero es necesario, y se sufre un poco, pero ese sacrificio trae recompensas satisfactorias.

Los clavos que atravesaron el cuerpo de Jesús, los azotes que hirieron sus espaldas, las ofensas que le profirieron, todo aquel arsenal de razones quedó enterrado cuando él dijo, “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”, Lc.23:24. ¡Así perdonó Jesús!

DOS: A la pregunta de Pedro de cuántas veces debía perdonar, el Señor contestó: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Mt.18:22. Esto nos enseña que la disposición de perdonar ha de estar siempre en el corazón cristiano, y entiéndalo: usted debe estar dispuesto a perdonar incluso antes de ser ofendido. Siempre ha de estar preparado para perdonar.  Esto le facilitará el camino para cuando llegue el momento de hacerlo.  El perdón no es un acto ocasional, sino una actitud constante en el corazón del convertido.

TRES: Jesús enseñó una forma práctica de perdonar a aquellos que nos dañan: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen… Mt.5:44, RV60. En breves palabras, uno debe estar dispuesto a hacer el bien a las personas que lo tratan mal.  Esta disposición produce en el ser humano una sensación de bienestar y de alegría, y facilita el sentimiento de perdón hacia otros. Especialmente hay que practicar orar por aquellos que nos ultrajan y persiguen, pero orar en positivo por ellos: Señor, bendícelo, que le vaya bien, que prospere, que logre todo lo que se ha propuesto… orando así, usted sentirá en muy poco tiempo libertad de cualquier rencor o molestia, y el perdón se habrá instalado completamente en usted.

Al mandar esto último, Jesús sabía realmente que la persona ofendida recibirá los mayores beneficios al orar por quien le ha ofendido, porque orar en positivo por alguien, sana el interior de quien practica esta forma de orar. Cristo quería sanarnos con este tipo de oración terapéutica. Por eso, comience ahora mismo a orar positivamente por aquellas personas que le han herido, verá resultados rápidamente.

CUATRO: recuerde una razón fundamental para hacerlo: solo  perdonando podemos recibir el perdón, “Perdona el mal que hacemos, así como nosotros perdonamos a los que nos hacen mal.   Si ustedes perdonan a otros el mal que les han hecho, Dios, su Padre que está en el cielo, los perdonará a ustedes. Pero si ustedes no perdonan a los demás, tampoco su Padre los perdonará a ustedes.” Mt.6:12,14,15, TLA.  Solo hay perdón para nosotros si nosotros ofrecemos el perdón.

Perdón y gracia

La gracia es un regalo que se recibe, pero lo que hace la diferencia es que este regalo no se merece. Uno puede recibir un regalo por varias razones: por un cumpleaños, por un aniversario, por estar en una relación con otra persona, etc. Cada una de estas son  razones por las cuales podemos recibir algo de otra persona. La gracia no es así, la gracia otorga cuando no hay razones para dar, cuando lo que hay, en realidad, son motivos para condenar. Eso es gracia, entregar algo contrario a lo que las personas merecen. Esta es la gran virtud de Dios hacia el ser humano rebelde: perdonar gratuitamente, aunque no lo merezcamos.

Cuando decidimos perdonar, aunque no haya arrepentimiento de parte del ofensor, nos parecemos un poco al Señor en su gran virtud, la gracia.

Negarse a perdonar

Esto trae grandes dificultades: como el perdón es un asunto prácticamente emocional, el no hacerlo desequilibra la vida interior del ser humano. Todos sabemos que primero pensamos, luego sentimos, y como la mente ejerce un gran poder sobre nuestro cuerpo, al no perdonar nos exponemos a enfermedades que tienen sus raíces en la falta de perdón. Además de esto, al no perdonar, le decimos al Señor que tampoco nosotros queremos recibir su perdón, Mt.6:14,15.

REFLEXIONE:

Deje de lamerse las heridas, deje de justificar su dolor, creyendo que tiene razón de sentirse como se siente por la ofensa que alguien le ha hecho, “porque los débiles nunca pueden perdonar, perdonar es el atributo de los fuertes”. Inicie hoy el camino de la liberación total de su vida emocional, ¡PERDONE! Solo así recibirá usted el perdón de parte de Dios, y también recibirá paz y estabilidad en su vida interior. Comience hoy a orar en positivo por aquellos que le han dañado, otorgue el perdón aunque esa persona no lo merezca, y recuerde que perdonar es la única forma de ser perdonado.


Comentarios

Unknown ha dicho que…
Que Dios le siga bendiciendo y siga dandele sabiduria mi hernano
hermenéutica bíblica ha dicho que…
Gracias por sus palabras. No se olvide de compartir nuestro contenido
Unknown ha dicho que…
Muy buena enseñanza hermano , Dios le continúe dando sabiduria ,saludos desde BOgota colombia .

Entradas populares de este blog

EL HÁBITO DE MALDECIR: CONSECUENCIAS Y CÓMO SUPERARLO

ELÍ, LA NEGLIGENCIA TRAE SUS CONSECUENCIAS

NOEMÍ, DECISIONES EN CONTRA DE LA VOLUNTAD DE DIOS