LA VIDA SABE RESPONDER
Lic. Bruno Valle G.
Un hombre paseaba con su hijo de
cuatro años junto a unas cavernas. Como todos los niños que tienen la manía de
arrojar cosas, el niño lanzó a la caverna una piedrecita, y por primera vez
escuchó el sonido del eco: tac, tac, tac… El niño tomó la iniciativa, se acercó
a la caverna, y gritó: horrible, y se oyó el eco, horrible,
horriblebleble… Espantoso, espantososososo,
asqueroso, asquerosososos. Y el niño empezó a temblar. Le preguntó al papá:
papá, qué es este sonido. El papá se dio cuenta que era una excelente
oportunidad para darle una lección a su hijo, le dio apoyo en los hombros, y le
dijo: hijo mío, vuelve a escuchar, y el papá gritó en la caverna: bello,
bellollollo, hermoso, hermosososo, extraordinario, extraordinarionarionario… y
el eco repetía. Y el niño feliz,
preguntaba: papá, ¿qué es? El padre contestó: recuérdalo siempre, hijo mío, es
la vida, como la llames te contestará.
Así es, la vida sabe responder, y
su respuesta está basada en nuestra actitud. Una buena actitud puede obtenerse
al iniciar cada día. La Biblia dice: “Este es el día que hizo el Señor; nos
gozaremos y alegraremos en Él.” Salmo 118 versículo 24. Mañana, al levantarse,
ore estas sencillas palabras: “Este es el día que hizo el Señor…” Al hacer
esto, usted dispondrá su mente a lo mejor y agradable, y recibirá la bendición
de la dicha. Una práctica tan sencilla y diaria como esta le otorgará la
actitud necesaria para la vida entera. Recuerde aquel antiguo proverbio: "Siembra un pensamiento y cosecharás una acción; siembra una
acción y cosecharás un hábito; siembra un hábito y cosecharas un carácter;
siembra un carácter y cosecharás tu destino.” ¡Qué mejor momento que el
inicio de nuestro día para comenzar a cosechar nuestro destino!
Claro, es imposible no enfrentar
la adversidad, sin embargo, es necesario mantener la perspectiva correcta: cada
dificultad es un peldaño que nos ayudará a llegar a la cima. Es posible que
nuestras dificultades se originen en algún comportamiento errado de nuestra
parte, enfrentar dificultades nos enseñará qué comportamientos nos hacen
tropezar, y así erradicarlos de nuestra conducta. De esa forma estaremos
esculpiendo nuestra vida para el éxito, mejoraremos nuestra personalidad, y
tendremos un carácter de gran valor. Podemos modificar nuestra percepción de las
"cosas que nos pasan". Decía el emperador romano Marco Aurelio: "si
te sientes dolido por las cosas externas, no son éstas las que te molestan,
sino tu propio juicio acerca de ellas. Y está en tu poder el cambiar este
juicio ahora mismo."
Pero si por el contrario nos
quejamos, lamemos nuestras heridas, reaccionamos imprudentemente ante los
desafíos, nos estancaremos en un círculo vicioso. Las malas actitudes no
generan más que fracasos. Un amigo de la infancia ha triunfado después de un
cambio de actitud. Cierto día me comentó que “todo le salía mal”. Sentía
frustración por las situaciones que ocurrían a su alrededor, y se sentía
estancado, no podía ver más que “blanco o negro”. Francamente, sentí pena por
él. Traté de sacar mi mejor consejo: considero que es tu actitud, te estás
predisponiendo siempre para lo peor, dices que “todas las cosas te salen mal”, y
en efecto, las cosas no pueden ir bien cuando uno es quejumbroso y falto de
carácter para enfrentar las situaciones adversas. Bajó la mirada y sentí que
comprendió el mensaje.
Unos meses después me llamó para
contarme cuánto bien le hicieron mis palabras, y que a partir de ese momento
procuró emprender cada día con optimismo. – Desde aquel día – me dijo – estoy
llamando a la vida con alegría, y ella me ha sabido responder. ¡Finalmente veo
el cielo despejado!
Sí, ninguno de nosotros debería
perder un solo momento en quejas y lamentos. La vida es muy corta como para
desperdiciarla de ese modo. Antes bien, debemos tener un espíritu optimista y
lleno de esperanza. Cultivemos un pensamiento que nos lleve a tener hábitos
potentes y triunfadores, para que nuestro “destino” esté asegurado.
Llamemos a la vida, pero
llamémosla fuerte y con optimismo, para que nos conteste con alegría y éxito.
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