HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE
Usted es una
persona emprendedora. Inicia un plan, pone todos sus esfuerzos para triunfar,
pero las cosas no salen como esperaba. De nuevo se entrega a otra idea y lucha
por concretarla. Otro fracaso más. No se da por vencido, tiene garra de campeón
y sigue intentando, pero nada funciona.
Ha fracasado casi en cada cosa que se ha propuesto. ¿Por qué? Esta es la
pregunta que martilla su mente. Ha llegado a pensar que la vida es injusta, que
Dios no es justo, y que otros, menos buenos que usted, tienen la “suerte” que
usted debería tener.
Casi todas las
cosas en esta vida tienen una explicación, y si el anterior es su caso, la
respuesta puede estar en el quebrantamiento de un mandamiento esencial: Honra a
tu padre y a tu madre, Deuteronomio 5:16. Aunque el fracaso y la honra a los
padres parecen no estar vinculados, de hecho, tienen una estrecha relación.
¿Qué es un
principio?
Un principio es
una norma para la vida, que si cumplimos, obtendremos sus beneficios. Lo
contrario también es cierto, si vivimos al margen de esa norman, haciendo caso
omiso, definitivamente recibiremos las consecuencias. Así que un principio trae
beneficios al cumplirlo y perjuicios al quebrantarlo. Honrar a nuestros padres
es un principio.
La Escritura
manda y promete:
La sociedad
contemporánea ha dejado de seguir esta norma. Actualmente es muy común escuchar
noticias sobre parricidio: “un hijo asesinó a sus padres mientras se encontraba
bajo los efectos del alcohol o droga”. O escuchamos de hijos que agreden
constantemente a sus padres ancianos. ¿Solo en este tipo de casos se deshonra a
los padres? No. Basta con hablarles o hablar de ellos irrespetuosamente para
quebrantar el mandamiento que Dios ordenó.
La escritura
dice literalmente: “Honra a tu padre y a tu madre, como el Señor tu
Dios te lo ha ordenado, para que disfrutes de una larga vida y te vaya bien en
la tierra que te da el Señor tu Dios.” Deuteronomio 5:16. El
mandamiento es claro y los beneficios también: una larga vida y bienestar en todos
los sentidos. Posiblemente acá está la respuesta a sus constantes fracasos.
San Pablo dijo
que este es el primero de todos los mandamientos de la Biblia que tiene una
promesa. ¡Cuánta importancia da el Señor a esto!
Cómo honrar a
nuestros padres
Sea agradecido
con sus padres, así agradará a Dios y a ellos. Recientemente
conversé con una mujer profundamente resentida con su madre: “Nunca estuvo
conmigo, mi abuela me crió”. Tal vez
este sea su caso: un corazón cargado de amargura y resentimiento contra sus
padres, pues no fueron lo que debieron ser. A la hija, la madre respondió:
hija, tenía que trabajar. La ausencia de la madre tenía una razón importante,
pero su hija obvió esto y centró sus sentimientos en el dolor.
Alguien dijo que
el agradecimiento es “la memoria del corazón”, y tenía razón. El problema es que hemos dejado de ver a
nuestros padres con sus virtudes y con todo lo bueno que hicieron por nosotros,
y nos hemos centrado en aquellas cosas que nos causan dolor. Hemos olvidado que
nos trajeron al mundo, y que fuimos motivo de gozo para ellos al nacer. Nos
cuidaron con amor protegiéndonos y educándonos lo mejor que pudieron. Sin
embargo, para nosotros no valen todas estas cosas, pues estamos aferrados a
malos recuerdos.
Los honramos al respetarlos. Les debemos a nuestros
padres respeto, no porque siempre estén en lo correcto, sino porque son
nuestros padres. Entre los israelitas esto se entendía al extremo: nadie debía
hablarles a sus padres fuertemente o de manera ligera, porque se hacía dueño de
una maldición. Incluso, en la legislación judía, un padre cansado de su hijo
irrespetuoso y borracho, tenía el derecho y el deber de denunciar al hijo para
ser apedreado hasta morir.
Se imagina si en Nicaragua ejecutaran a todos
los que en algún momento hemos irrespetado a nuestros padres, sencillamente no
habría población en nuestro país, sería un inmenso cementerio.
Los honramos al obedecerlos. Seguramente usted debe ser una
persona independiente, ¿esta es razón para dejar de obedecer a sus padres? La
respuesta es NO. De hecho, la obediencia se convierte en algo más sublime si
aunque somos independientes, aún obedecemos a nuestros padres.
Pablo dice que obedecer a nuestros padres “es
justo”. Hemos de obedecerlos porque
estos es justo, no porque ellos siempre sean justos.
Los honramos con nuestra compresión.
Debemos entender que nuestros padres tienen una formación diferente a la
nuestra, por lo
tanto, nuestras observaciones y puntos de vista difieren de las de ellos.
También su edad y su salud son motivos para comprender.
Los
honramos con nuestra cooperación. Jesús condenó
abiertamente el descuido económico hacia los padres, Mateo 15:2-7. Podría darse
el caso que los padres están bien económicamente, y que no necesiten otros
recursos para vivir. Aún así, hemos de ofrecerles cooperación económica como un
acto de gratitud. Esto nos beneficiará más a nosotros que a ellos.
Por otro
lado, están los padres que realmente necesitan nuestro apoyo. ¿Por qué nuestro padres tienen que pedirnos que les ayudemos, e
incluso suplicarnos? Nuestros padres nos proveyeron lo que necesitamos mientras
estábamos bajos su responsabilidad, ¿es gran cosa que nosotros los ayudemos ahora
económicamente? ¿Por qué muchos padres ancianos aún trabajan, si tienen hijos
adultos?
Los honramos al ser buenos hijos. Un
padre se siente orgullo al ver a sus hijos alcanzando metas y posiciones, o
cuando ve que ha formado hijos con principios, valores, virtudes que los hacen
grandes elementos de la sociedad. Cultive las virtudes que harán a sus padres
sentirse bien y orgullosos de usted.
Ponga en práctica los consejos, le irá bien
Visite a sus padres,
invítelos a comer, hábleles con respeto, y dedique tiempo para pasarlo con
ellos. Aunque ya sea grande, enderece el camino de la honra a los padres. Y si
por algún motivo guarda algún sentimiento negativo contra ellos, céntrese en lo
bueno que hicieron y practique el agradecimiento, de esa forma, muy pronto la
amargura y el enojo se convertirán en afecto, aprecio y cuido por sus padres.
Especialmente, le
recomiendo no leer estos consejos como padre para exigir sus derechos, léalos
como hijo, para cumplir con sus deberes, así podrá experimentar éxitos
constantes, según lo promete Dios en su Palabra.
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