Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2014

El secreto para triunfar en la adversidad

Imagen
Lic. Bruno Valle G. Desnudo salí del vientre de mi madre,  y desnudo volveré allá.  El Señor dio,  el Señor quitó;  sea el nombre del Señor bendito. Job 1:21 La altura espiritual de Job fue probada, y pudo vencer en circunstancias en las cuales nosotros normalmente nos rendiríamos desde el inicio. La Biblia confiesa la fortaleza de este hombre: “En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno”. Job 1:22. ¿Cuál fue su secreto? ¿Cómo pudo resistir semejante tribulación? ¿Podemos nosotros imitar su fortaleza? Nuestro versículo clave, 1:21, contiene lo que queremos saber: ¡Alabanza! Inmediatamente de iniciada la tribulación, este gran hombre alzó sus ojos al cielo y alabó el nombre maravilloso de Dios. ¿Qué es alabar,  por qué y cómo hacerlo? ¿Qué es alabar? Es elogiar, celebrar con palabras ya sea a alguien o algo. Al hacer esto, se da por entendido que uno aprueba aquello que alaba. Así que cuando alabamos a Dios por nuestras circunstancias difícil

¿AYUDARÍA USTED A JESÚS?

Imagen
Lic.  Bruno Valle G. Cualquiera podría pensar que Jesús, por ser Dios, no necesitó de recursos económicos para su obra. Él podía hacer milagros como alimentar a miles de personas y resucitar muertos. Aun así, su obra necesitaba de la contribución humana para continuar sin inconvenientes. La Biblia dice claramente que Jesús y sus discípulos estaban organizados como un grupo de evangelización, e incluso, entre ellos, hubo un tesorero que recibía las contribuciones de personas que sostenían el ministerio del Señor: “Los días siguientes, Jesús fue por muchos pueblos y ciudades anunciando las buenas noticias del reino de Dios. Con Jesús andaban también sus doce discípulos y muchas mujeres. Estas mujeres ayudaban con dinero a Jesús y a sus discípulos . A algunas de ellas, Jesús las había sanado de diferentes enfermedades y de los espíritus malos.” Lucas 8:1,2. Sí, los recursos económicos son necesarios para la obra de Dios. ¡Hasta el Señor los necesitó! Jesús no se valió de

HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE

Imagen
Lic. Bruno Valle G. Usted es una persona emprendedora. Inicia un plan, pone todos sus esfuerzos para triunfar, pero las cosas no salen como esperaba. De nuevo se entrega a otra idea y lucha por concretarla. Otro fracaso más. No se da por vencido, tiene garra de campeón y sigue intentando, pero nada funciona.  Ha fracasado casi en cada cosa que se ha propuesto. ¿Por qué? Esta es la pregunta que martilla su mente. Ha llegado a pensar que la vida es injusta, que Dios no es justo, y que otros, menos buenos que usted, tienen la “suerte” que usted debería tener. Casi todas las cosas en esta vida tienen una explicación, y si el anterior es su caso, la respuesta puede estar en el quebrantamiento de un mandamiento esencial: Honra a tu padre y a tu madre, Deuteronomio 5:16. Aunque el fracaso y la honra a los padres parecen no estar vinculados, de hecho, tienen una estrecha relación. ¿Qué es un principio? Un principio es una norma para la vida, que si cumplimos, obtendremos sus b

NOEMÍ, DECISIONES EN CONTRA DE LA VOLUNTAD DE DIOS

Imagen
Lic. Bruno Valle G.  Como seres humanos, somos libres de tomar las decisiones que queramos, sin embargo, también somos responsables de las consecuencias que estas nos puedan traer en el futuro. Si son buenas, excelente, pero si son malas, no podremos echar la culpa a nadie. Noemí fue una mujer judía emigrante, cuyas decisiones la llevaron al desastre y a recorrer un camino muy largo, plagado de sufrimiento, pero al final, logró aprender la lección y consiguió ser feliz. “ En los días en que los jueces gobernaban Israel, un hambre severa azotó la tierra. Por eso, un hombre de Belén de Judá dejó su casa y se fue a vivir a la tierra de Moab, junto con su esposa y sus dos hijos.    El hombre se llamaba Elimelec, y el nombre de su esposa era Noemí. Sus dos hijos se llamaban Mahlón y Quelión. Eran efrateos de Belén, en la tierra de Judá. Así que cuando llegaron a Moab se establecieron allí.   Tiempo después murió Elimelec, y Noemí quedó sola con sus dos hijos.    Ellos se ca

LA VIDA SABE RESPONDER

Lic. Bruno Valle G. Un hombre paseaba con su hijo de cuatro años junto a unas cavernas. Como todos los niños que tienen la manía de arrojar cosas, el niño lanzó a la caverna una piedrecita, y por primera vez escuchó el sonido del eco: tac, tac, tac… El niño tomó la iniciativa, se acercó a la caverna, y gritó: horrible, y se oyó el eco, horrible, horriblebleble…  Espantoso, espantososososo, asqueroso, asquerosososos. Y el niño empezó a temblar. Le preguntó al papá: papá, qué es este sonido. El papá se dio cuenta que era una excelente oportunidad para darle una lección a su hijo, le dio apoyo en los hombros, y le dijo: hijo mío, vuelve a escuchar, y el papá gritó en la caverna: bello, bellollollo, hermoso, hermosososo, extraordinario, extraordinarionarionario… y el eco repetía.  Y el niño feliz, preguntaba: papá, ¿qué es? El padre contestó: recuérdalo siempre, hijo mío, es la vida, como la llames te contestará. Así es, la vida sabe responder, y su respuesta está basada en nuestr

RENDICIÓN, el corazón en paz con Dios

Imagen
P uedo contar con los dedos de la mano los libros que han impactado mi vida de forma directa. Para que un libro haga esto, ha de tener algunas características específicas: ha de atrapar mi atención de inmediato por sus ideas profundas y renovadoras. Segundo, sus lineas me persuaden de verdades impactantes que yo estaba ignorando. Y un tercer elemento que me hace disfrutar la lectura es la convinación de una propuesta y la ilustración de esta, es decir, el autor propne una idea y enseguida la ilustra con una historia real. Así es el libro “Rendición”, de la autora norteamericana Nancy Leigh DeMoss, cuya redacción es sencilla, pero muy impactante. Estoy convencido que el Señor me llevó a ese libro porque quería que conociera y practicara su contenido. Una mañana, al pasar por un bazar de libros usados, me acerqué y vi un título que me agradó: “Rendición, el corazón en paz con Dios”. De inmediato lo adquirí e inicié su lectura.  Confieso que no puedo describir con palabras lo que e

PERDÓN SIN LÍMETES

Imagen
Lic. Bruno Valle G.  El primer hijo de Abraham fue Ismael. Sara no podía tener hijos, así que le dijo a su esposo Abraham que tuviera un hijo con su esclava Agar, la egipcia, Génesis 16:1,2. Pero esta idea de Sara sería una gran equivocación, la cual provocaría amarguras por mucho tiempo. Cuando Agar se dio cuenta que estaba embarazada, se sintió orgullosa y miraba con desprecio a su señora Sara, la cual era estéril. Por esta razón, Sara comenzó a maltratar a Agar, y esta huyó, pero un ángel le ordenó que volviera a casa de su señora y le obedeciera en todo. Cuando Ismael nació, seguramente fue la adoración de su padre. Abraham tenía unos 86 años cuando Ismael llegó a su vida. Pero pasados 14 años, cuando el viejo ya tenía cien años, Sara quedó embarazada y tuvo a Isaac. Fue entonces que las cosas se pusieron tensas, porque Sara no quería que Ismael y su madre continuaran en su casa. En la vida hay cosas que no parecen ser justas, y Abraham tuvo que decirle a su hij

EL ACTO MÁS SUBLIME DEL PERDÓN

Imagen
Lic. Bruno Valle G. El perdón está precedido del amor, y seguido del olvido. La cruz de Cristo es la más alta evidencia de esto. El sentimiento que precede al perdón Perdonar es muy difícil. Algunas veces pasamos años resentidos con personas, familiares y amigos que nos partieron el corazón. Muchas personas mueren sin haber disculpado las ofensas recibidas. Quien logra perdonar verdaderamente se quita un gran peso de encima y alcanza una vida más tranquila. Si a usted le cuesta perdonar, le invito a que vuelva su mirada a la cruz de Jesucristo. Ese sacrificio es el acto más sublime del perdón. San Pablo escribió: “Pero Dios prueba que nos ama, en que, cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.” Ro.5:8, DHH. Solo Dios puede perdonar por amor, aunque sabe que somos culpables, pues el amor borra multitud de pecados.   El Dr. Billy Graham, famoso evangelista norteamericano de la década de los sesenta y setenta, acostumbraba decir: “La cruz de Cris