ELÍ, LA NEGLIGENCIA TRAE SUS CONSECUENCIAS
Negligencia se define como
“descuido u omisión” de la responsabilidad personal. También podríamos decir
que es falta de esfuerzo y de aplicación
a las labores correspondientes. El ser negligente trae consecuencias
severas, sobre todo cuando se es así en la familia.
El ejemplo clásico en las
Escrituras lo encontramos en el sacerdote Elí, quien a pesar de conocer la
palabra de Dios y saber cómo debía actuar fracasó como padre y como líder
religioso. Cuando Elí estuvo en el sacerdocio hubo oscuridad espiritual en
Israel, al punto que la Palaba del Señor era escasa en aquellos días, 1Sa.3:1.
La persona negligente no ignora
lo que debe hacer, sencillamente, no lo hace. No es por falta de conocimiento
que el negligente no actúa, sino por “pereza”. Elí sabía muy bien cuáles eran
sus responsabilidades, incluso, un profeta llegó a advertirle lo que pasaría si
él no reaccionaba, sin embargo, él no reaccionó, 1Sa.2:27-36.
¿Actualmente
está atravesando alguna situación difícil por haber sido negligente?
Elí, negligente como padre
Elí era negligente en todo, como
sacerdote y como padre. Él tenía dos hijos, Ofni y Finees, quienes oficiaban
como sacerdotes, pero estos dos eran hombres que “no servían para nada”, pues
se interesaban solamente en complacer su apetito y sus deseos sexuales, todo
esto “a vista y paciencia de su padre Elí”.
La Biblia cuenta que cuando los
israelitas llevaban carne para ser ofrecida al Señor, estos dos hombres tomaban
la mejor carne para ellos. ¡Increíble, no permitían que las personas hicieran
bien sus ofrendas! ¡Ellos se quedaban con lo mejor! Esto equivale a que
alguien, después de recoger la ofrenda en la iglesia, se levante de su silla,
va a la mesa donde están las canastas de la ofrenda, las abra y saque los
billetes más grandes que hemos puesto en ellas, y que el pastor y los ministros
no digan nada, simplemente, lo dejan actuar, aunque saben que eso no está bien.
Elí no los destituyó del cargo ni
siquiera cuando tuvieron relaciones sexuales inmorales con las mujeres que
servían a la entrada del tabernáculo, sino que tan solo los reprendió con
suavidad. Honraba a sus hijos más que a Jehová. (1Sa 2:12-17, 22-25, 29.)
“De tal palo, tal astilla” dice
el dicho, y es que los hijos de Elí aprendieron esa conducta de su propio padre
“comelón”. El Señor lo acusó de abusar de las ofrendas, 1Sa.2:29, comiendo lo
mejor para engordarse, y efectivamente, Elí era un hombre muy obeso, 1Sa.4:18,
seguramente que la gordura de Elí no era por algún mal congénito, sino porque
él mismo abusó de las ofrendas grasosas que se ofrecían al Señor.
¿Has
cumplido con responsabilidad la tarea de enseñar a tus hijos los principios y
valores que Dios te manda en su Palabra?
Sentencia a la negligencia
Un día, un profeta del Señor
llegó a casa de Elí para advertirle sobre la sentencia de Dios contra él y
contra sus hijos. El profeta dijo que la descendencia de Elí moriría joven, y
que sus hijos Ofni y Finees morirían en un mismo día, 1Sa.2:27-36.
Con el tiempo, la casa de Elí
sufrió otro castigo, en este caso por medio del rey Saúl, cuando este ordenó
sin piedad el asesinato de los sacerdotes de Nob, que eran descendientes de Elí
por medio de Ahitub, hijo de Finehás. (1Sa 14:3; 22:11, 18.) Solo escapó de la
masacre Abiatar, un hijo de Ahimélec, que siguió siendo sacerdote durante el
reinado de David. (1Sa 22:20; 2Sa 19:11.) Sin embargo, Salomón destituyó a
Abiatar como sacerdote debido a haber apoyado al conspirador rebelde Adonías.
(1Re 1:7; 2:26, 27.) Así pues, el juicio de Jehová sobre la casa de Elí se
cumplió, y se desposeyó a sus descendientes del sumo sacerdocio para siempre.
(1Sa 3:13, 14.)
¿Qué
le parece? ¿Trae o no consecuencias la negligencia?
¿Qué dice la Biblia?
Sin duda Dios tiene mucho que
decirnos de la negligencia, lo cual “no debemos pasar por alto”
- Dios quiere que con mucha diligencia cumplamos con sus mandamientos: Jos.22:5 Solamente que con diligencia cuidéis de cumplir el mandamiento y la ley que Moisés, siervo de Jehová, os ordenó: que améis a Jehová, vuestro Dios, y andéis en todos sus caminos; que guardéis sus mandamientos, lo sigáis y lo sirváis con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma".
- La diligencia es un tesoro, y la negligencia una calamidad: Pro.12:27 El indolente ni aun asará lo que ha cazado; ¡precioso bien del hombrees la diligencia!
- No hay que ser perezosos: Rom.12:11 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor…
- Uno debe revisar su conducta siempre para no fallarle al Señor: Efe.5:15 Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios…
Hemos de poner mucha atención en
lo que la Palabra de Dios nos instruye para nuestra vida. ¿Cree usted que
escaparíamos de las consecuencias si sabemos hacer lo correcto y por pereza no
lo hacemos?
REFLEXIONEMOS:
Según una fuente, en el código
español, negligencia es igual a culpabilidad. Según esto, omitir una
responsabilidad es igual a estar cometiendo un delito y ser culpables por no
haber hecho lo correcto. Si usted ha sido negligente, es culpable, y merece una
sentencia.
Nadie quiere ser un fracaso, pero
si se es negligente, ese será el resultado. No permita que las graves
consecuencias de la negligencia lo alcancen, ¡sea responsable!
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