LAS PALABRAS NO SE LAS LLEVA EL VIENTO
EL rey Saúl quería matar a David,
pero Jonatán, hijo de Saúl estaba encubriendo al muchacho para protegerlo. En una
ocasión de celebración David no se presentó a la mesa del rey, así que el rey
preguntó por qué la ausencia del muchacho, Jonatán justificó con una excusa a
David, y por eso Saúl se enfureció, e insultando a su hijo, le gritó: ¡Hijo de
mala madre! exclamó. ¿Crees que no sé que eres muy amigo del hijo
de Isaí, para vergüenza tuya y de tu
desgraciada madre? 1Sm.20:30.
¿Podemos darnos cuenta de la
forma en que el rey le habló a su hijo? La furia llevó a Saúl a este extremo,
sin medir sus palabras.
¿Son las palabras determinantes
en la vida de las personas? ¿Cómo se refiere usted a las personas, cómo las
trata? ¿Cree usted que ha influenciado la vida de alguien, ya sea para bien o
para mal?
Palabras, constructoras de destino
Sí, las palabras pueden hasta
sembrar un destino. En una ocasión, Saúl absurdamente sometió a sus soldados a
un juramente de ayuno, pero Jonatán quebrantó el juramento al probar un poco de
miel de un panal, cuando Saúl se enteró de esto, maldijo a su hijo con muerte, 1Sm.14:44,
y efectivamente, el joven murió posteriormente.
Cuando usamos livianamente
nuestras palabras para herir a alguien, nuestros hijos, cónyuges, amigos,
familiares, etc., podemos estar sembrando un destino en ellos: no sirves para
nada; eres tonto, fuiste un error, no debiste haber nacido, perdedor… O lo
contrario: cuanto te quiero, estoy orgulloso de ti, eres especial, aprecio lo
inteligente que eres, eres un triunfador, etc. Estas palabras no se las lleva
el viento, pues se instalan en la conciencia de las personas. A esto lo
expertos llaman “programación neurolingüística”. Sencillamente “las palabras
terminan convirtiéndose en pensamientos y estos en creencias. Por eso si
decimos a alguien “tonto”, terminará pensando que es tonto y que todos lo
superan en inteligencia.
Instrumentos de Dios o del diablo
Las palabras ejercen poder sobre
las personas, para bien o para mal, ya que van imprimiendo una imagen y un
propósito en la persona a quien nos dirigimos. Así que cuando hablamos podemos
estar usando nuestra boca para lograr el propósito de Dios en las personas o el
propósito del diablo.
Cuando decimos a alguien “eres
inteligente”, estamos utilizando nuestra boca para lograr el propósito de Dios
en la vida de esa persona, porque Dios quiere que nos sintamos
“inteligentes”. A la vez, vamos forjando
la imagen de Dios en esa persona, porque Dios es “inteligente”.
También el diablo puede usar
nuestra boca para destruir el propósito y la imagen de Dios en las personas.
“tonto, perdedor, inútil” son palabras que van formando un criterio en la
gente, y no se ven como Dios las ve, sino como el diablo quiere verlas;
fracasadas. El diablo ha venido a robar, matar y destruir, Jn.10:10, y quiere
destruir la imagen de Dios en las personas. En la mayoría lo ha logrado, y
puede que con su ayuda, querido lector.
¿A quién ha estado ayudando todos
estos años, a Dios o al diablo? ¿Ha sido alguien que motive con sus palabras, o
ha hundido en la depresión a alguien cercano o desconocido?
Recordemos una vez más el
poderoso mensaje de Prv.18:21: “La lengua tiene poder para dar vida y para
quitarla; los que no paran de hablar sufren las consecuencias.”
Formas inapropiadas del uso de las palabras:
Sarcasmo, consiste en una
burla mordaz con la que demostramos desagrado, hay un texto que dice “Dios se
burla de los burlones”, Prv.3:34. Esto quiere decir que Dios odia la burla,
simplemente porque esta es destructiva.
Hablar mal de alguien,
podemos no estar de acuerdo con una persona, un partido, una agrupación, pero
no tenemos el derecho de hablar mal de nadie, porque Dios ha puesto su imagen
en cada persona, Stg.3:9-12. Así que al hablar mal de alguien, realmente
estamos hablando mal de Dios.
Juzgar, lo hacemos con
tanta facilidad, pero Jesús condenó tal conducta, Mt.7:1,2. Acá el Señor nos
instruye sobre el beneficio que recibiremos usando con propiedad nuestra
lengua.
Advertencia
Debemos modificar la manera en la
cual hablamos, no solo por lo que nos dijo el Señor en Mt.7:1,2, sino por la
advertencia que nos hace en Mt.12:36, lo cual podemos resumir así: “todo lo que
diga será usado en su contra”. Santiago presta mucha atención al tema de las
palabras. Esta pequeña epístola del Nuevo Testamento está considerada como
literatura de “Sabiduría”, y entre las cosas de la vida cotidiana que Santiago
enfatizó, la lengua recibió mayor atención. 1:19, 26; 2:12; 3:1-12; 4:11 y
5:12.
Hablando con eficacia
También el Señor dijo: “Lo que
está en el corazón determina lo que uno dice…” Mt.12:34, entonces el corazón
debe ser alimentado correctamente para que se pronuncie con bendición. Lea, vea
y escuche todo lo bueno, alimente su mente con palabras y pensamientos de
bendición.
Bendiga a sus hijos, familia,
amigos, vecinos, conocidos, sea oportuno para hablar con ellos y de ellos. Tenga
un mensaje de bien en su boca siempre. Hable bien de su pastor, de los
ministros, líderes, hermanos en general, etc. Sea un instrumento de Dios para
forjar el propósito y la imagen de Dios en las personas.
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