EL HÁBITO DE MALDECIR: CONSECUENCIAS Y CÓMO SUPERARLO
La función que tiene nuestra boca en el desarrollo de nuestra vida es muy importante. Con nuestras palabras podemos construir una buena vida o destruirla constantemente. Aunque no lo creamos, esto es bíblico y muy real. La raíz del mal Por las malas relaciones, muchos suelen proferir palabras de maldición hacia otros. Una persona puede maldecir tan frecuentemente, que deja de ser consciente de que lo hace. Maldecir se vuelve un hábito automático en muchos. ¿Qué significa maldecir? Maldecir, literalmente significa condenar algo a destrucción . Cuando alguien maldice a una persona o cosa, está condenando a esa persona o cosa a la destrucción. Por eso es que el diccionario afirma que maldecir es el deseo que al prójimo le venga algún daño. Sin embargo, realmente el daño sucede a quien maldice y no a quien es objeto de maldición. En Levítico 19:14, la Biblia dice: “No maldecirás al sordo, y delante del ciego no pondrás tropiezo, sino que tendrás temor de tu Dios.