DIOS NO DESCARTA A NADIE
Mateo 1:1-17
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na diferencia seria entre Dios y
el hombre es que él no pierde la paciencia rápidamente con las personas, su
misericordia es infinita,
e incluso, puede usar poderosamente a las personas más viles del
mundo. Una lectura rápida de la genealogía de Jesús muestra cómo muchas
personas, que humanamente descartaríamos de plano, fueron parte de su árbol
genealógico.
Al iniciar la lista de
antepasados, Mateo menciona a David y luego a Abraham. Estos dos fueron
personajes muy importantes en la historia del pueblo de Israel. Pero, ¿tuvieron
ellos una trayectoria intachable para destacar en la genealogía de nuestro
Salvador?
Se menciona primero a David, el
hombre llamado “conforme al corazón de Dios”. Sin embargo, la Biblia no oculta
la conducta de este rey, y presenta su lado oscuro de manera clara. Él realizó
muchas hazañas, pero indudablemente, cometió dos errores brutales, que marcaron
su vida para siempre y la de su familia: 1) cometió adulterio y asesinato,
2Sm.11. En el versículo 27 de este capítulo se menciona que “esto que hizo David desagradó al Señor”.
2) Hizo un censo del pueblo, con el cual provocó la ira de Dios y con ello
murieron unas setenta mil personas, 2S.24:15.
Sigue Abraham, menos problemático
que el primero, pero siempre con sus males. Mintió respecto a su esposa para
salvar su vida, Génesis 12:13. Él no comprendió que nadie podía matarlo ni
podía morir naturalmente antes que cumpliera su propósito en este mundo: traer
una descendencia de la cual proviniera el Mesías. Sin embargo, Dios lo reconoce
como su amigo, Stg.2.13.
Isaac, hijo
de Abraham, también hizo lo mismo que su padre, mintió para salvar su vida,
Gn.26:6-11, “de tal palo, tal astilla”. El hijo de este, Jacob, fue embustero,
incluso su nombre significa “suplantador”. Judá, el patriarca de donde provino
Jesús, fue un hombre injusto con su nuera Tamar, la historia se cuenta en Gn.38.
Según se puede ver, los personajes mencionados fueron personas comunes y corrientes. No están en la genealogía del Señor por haber sido especiales. Simplemente tocó que estuvieran, aunque religiosamente tuvieran un reconocimiento, humanamente, sería fácil descartarlos por sus múltiples errores.
Tres mujeres a escena
Tamar, Rut y Betsabé, las tres
destacan por una característica específica por la cual se podrían descalificar:
Tamar tuvo dos hijos de su suegro Judá por medio de un artificio (aunque lo que
hizo era legal en la jurisprudencia hebrea). Rut, perfil bajo, era extranjera.
Betsabé, el mismo Mateo se encarga de mencionar que fue esposa de Urías cuando
ella cometió adulterio con David. La artificiosa, la extranjera y la adultera
encontraron un espacio en la genealogía del Señor.
…Y la lista continúa…
Salomón, Vs.6, 7, nada más ni
nada menos que tuvo mil mujeres, fue idólatra y sabrá Dios cuántas cosas más.
Su hijo Roboam pésimo como gobernante, fue el que dividió el reino de Israel y
llevó al desastre a la nación.
Manasés y Amón, V.10, los dos fueron de los
peores reyes que tuvo Judá, cuando uno lee sus historias se da cuenta lo
terrible que fueron como personas y como gobernantes.
Hay otros nombres de los cuales
desconocemos sus historias y sus “travesuras”, pero basta con señalar estos
cuantos que hemos nombrado para darnos cuenta que Jesús, el Salvador del mundo,
no provino de personas inmaculadas. Si fuera por nosotros seleccionar quiénes
podrían ser parte de los ascendientes del Señor, ni siquiera nosotros mismo
clasificaríamos. ¡Imposible!
¿Qué lección nos da esto?
Dios no descalifica a nadie. Él
tiene compasión y sabe que todos merecemos una segunda oportunidad. Él puede
convertir lo vil en algo hermoso y digno ante sus ojos. El Espíritu Santo lo
dice de esta forma: “Dios ha escogido a la gente despreciada y sin importancia
de este mundo, es decir, a los que no son nada, para anular a los que son algo.
Así nadie podrá presumir delante de Dios.” 1Co 1:28,29. Según Pablo en este
pasaje, los méritos no son del hombre, son de Dios, y él puede volver algo
despreciable en algo hermoso y útil.
Debe quedarnos claro que cuando
Dios decide usar a alguien lo usará, aunque nosotros pensemos que no debería
usarlo, todas las decisiones son de él. No hay pasaje más claro para decirlo,
que Romanos 9:16: “Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de
Dios que tiene misericordia.”
¿Qué hará usted?
Posiblemente hemos descalificado
a las personas por algún error que cometieron. O tal vez nos han herido y no
consentimos que tengan una oportunidad. En este caso, es necesario que
examinemos la conducta del Señor y la imitemos.
¿Se ha
preguntado qué pasaría si Dios buscara los defectos que usted tiene para calificarlo?
¿Cree usted que saldría aprobado?
¿Qué hizo el Señor para elegirnos
para la salvación cuando tropezó con nuestros pecados? La Biblia lo dice así:
En Cristo Dios estaba reconciliando consigo al mundo, no tomándole en cuenta a
los hombres sus pecados”. Cuando Dios se encontró con tus pecados, los hizo a
un lado, y te calificó como aprobado a pesar de todo lo que eras.
Reflexione:
Realmente todos hemos pecado, y
por eso todos merecemos una oportunidad. En su gran misericordia, Dios no tomó
en cuenta tus pecados, y nos ha dado la oportunidad de entrar en su Reino por
medio de su maravillosa gracia.Por eso, es importante imitar esta conducta característica de la gracia divina, y admitir que todos merecemos una segunda oportunidad, hasta tú.
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