¡SIEMBRE PARA MIL GENERACIONES!
Indiscutiblemente somos el producto de nuestras generaciones pasadas. Hemos tenido dos padres, cuatro abuelos, ocho bisabuelos, etc. En cierta forma, cada una de estas personas ha influido en nuestra formación de alguna manera. Es como una pirámide invertida cuyo último ladrillo somos nosotros, recibiendo el peso enorme de las costumbres y hábitos que nos han sido transmitidos. Lamentablemente, por lo general, esta herencia generacional ha sido negativa, y nosotros somos el producto de ella, y es muy probable que por esto nuestra vida es como es, desafortunada en gran medida y carente de muchos principios que nos pueden dar una mejor existencia. Cuando nos damos cuenta de esto, podemos hacer dos cosas: 1. Seguir como estamos y heredar a nuestros hijos y generaciones todo lo que somos. De esa forma el ciclo continuará y la infelicidad se perpetuará. 2. O podemos decidir hacer un alto y cambiar el rumbo de nuestra existencia, para nuestro beneficio personal, y el be