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NUNCA ES TARDE PARA AGRADECER


Doña Margarita era una anciana de unos 80 años.  Todos los días de la vida llegaba a mi casa a eso de las nueve de la mañana y nos dejaba un par de pelotitas de masa para hacer un refresco que por mi país llamamos POZOL. Ella nunca cobraba por aquellas masitas de pozol, aunque doña Margarita era una mujer muy pobre. Fueron varios años que vi a la anciana hacernos ese obsequio que en muchas ocasiones nos calmó el hambre, porque en mi hogar no teníamos nada para alimentarnos en algunas ocasiones. 

Nunca comprendí porqué esa mujer tan pobre nos ayudaba de esa manera. Yo pensaba que no lo debía hacer porque al hacerlo era como quitarle parte de su vida. He meditado en ese gesto de doña Margarita durante muchos años, aunque han pasado más de treinta y cinco. 

Un día abordé un taxi para ir al aeropuerto a tomar un vuelo. El taxista me cobró muy barato por llevarme al aeropuerto. Comenzamos a conversar, y en medio de la plática, me preguntó si yo era hijo de María González. Le dije que sí, y él aseguró que me conocía, aunque confieso que jamás lo había visto, y para ubicarme, el taxista me dijo que él era nieto de doña Margarita, una anciana que vendía Pozol. Cuando ese hombre dijo eso, mi corazón saltó de alegría, trayendo de un plumazo a mi mente cada una de las mañanas que doña Margarita llegó a mi casa a dejarnos la bendición de aquella bebida hecha a base de maíz. 

Le dije a aquel hombre que me sentía muy contento de conocerlo, por el recuerdo de su abuela, a la que yo personalmente le estaba muy agradecido, y le hablé sobre el gran espíritu generoso de doña Margarita. Acto seguido, le dije: Me cobraste una cantidad, pero en memoria de doña Margarita, por agradecimiento y amor a ella, quiero entregarte esta otra cantidad, (varias veces más de lo que él había cobrado). 

Ya en el avión, por encima de las nubes, volví a recordar a esa anciana pobre, pero generosa, y me sentí satisfecho de al menos haber podido agradecerle un poco a través de su nieto. Aunque ella murió muchos años atrás, NUNCA ES TARDE PARA AGRADECER LO QUE OTROS HAN HECHO POR NOSOTROS. 

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