¿CONOCES LA LEALTAD?
“Y ellas alzaron otra vez su voz y lloraron; y Orfa besó a su suegra, mas Rut se quedó con ella.”
Rut 1:14-18.
“Tú también, Brutus, hijo mío”, esta es la famosa frase con la que se recuerda la traición de Brutus contra César. La tradición cuenta que, puñal en mano, Brutus participó en una conspiración para asesinar al César, aunque César lo amaba profundamente. Según cuentan algunas historias, cuando algunos hombres lo asediaban para matarlo, Julio César se defendía, pero cuando vio que uno de los conspiradores era su amado Brutus, dejó de poner resistencia.
Parece que confiar en la lealtad de otros no tuviera sentido. Seguramente la mayoría de nosotros ha experimentado la desilusión que nos causó una o más personas. Aquellos a los que entregamos todo sin interés, nos abandonaron en el momento menos pensado.
LEAL: “Alguien que se mantiene fiel a otro o a una causa, y que sobre todo lo hace con sinceridad”.
En el mundo existen íconos de traición, personas que han sido desleales con sus amigos o familiares. En internet podemos encontrar listas completas de personas que no fueron fieles, que actuaban falsamente ante aquellos a quienes traicionarían. Las listas comienzan con Judas, quien vendió al Señor Jesús por treinta monedas de plata.
¿QUÉ ES LEALTAD?
Es un sentimiento de fidelidad, impregnado en el carácter de una persona. También es un valor presente en nuestra conciencia, lo cual nos impulsa a conducirnos de acuerdo con ese valor. Por lo tanto, la lealtad es algo que se aprende en casa, un valor transmitido de padres a hijos. Debe ser parte de nuestra educación en el hogar.
Además, lealtad es una conducta de fidelidad a los principios que hemos aprendido, si no somos personas de principios, es prácticamente imposible actuar con lealtad. Actuamos según lo que creemos, si no tenemos esa base de valores que muevan nuestra conducta, es difícil ser leales en nuestra vida. Por esto se puede decir que la lealtad es un compromiso consigo mismo primero.
EL MEJOR EJEMPLO DE LA BIBLIA
Una mujer anciana llamada Noemí, tuvo que volver a su pueblo, pero anciana, pobre, sin hijos y sin un esposo que cuidara de ella. Solo tenía dos nueras, las cuales también quedaron viudas, Orfa y Rut, y ellas también tenían que volver a sus casas. La Biblia cuenta que en el momento de la separación, Orfa dejó a su suegra en el camino, pero Rut se quedó al lado de la anciana. Las palabras de Rut a Noemí son históricas: “No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo”… Rut 1:16. Rut bien pudo hacer lo que hizo Orfa: abandonar a su suegra en las difíciles circunstancias que la anciana atravesaba. Pero llorando, le suplicó que le permitiera acompañarla y vivir con ella. ¿Haría usted lo mismo por algún pariente o amigo desamparado?
En esta historia de amor y lealtad encontramos varias lecciones de valor permanente:
La lealtad es cumplir con sus compromisos aunque las circunstancias cambien. Rut inició su relación con Noemí en circunstancias prósperas, pues cuando se casó con el hijo de esta anciana, los hombres estaban vivos, eran el sostén del hogar; pero llegó el momento en que los hombres de esa familia murieron y la pobreza y necesidades invadieron el hogar. Las circunstancias se pusieron más agudas, pues Noemí se vio en la obligación de abandonar Moab debido a la pobreza en la que se encontraba. Pero la lealtad llevó a Rut con su suegra. ¿Era leal Orfa si abandonó a su suegra?
La lealtad produce confianza. Rut era una mujer en quien se podía depositar toda la confianza del mundo, pues un amigo puede conocer nuestros secretos más íntimos, y mantenerlos resguardados. Cuando contamos algo a un amigo leal, sabemos que nadie más lo sabrá, ni siquiera la persona más íntima de nuestro amigo.
Cuando somos leales, logramos llevar la amistad a su etapa más profunda. Todos podemos tener un amigo superficial, o trabajar en un lugar simplemente porque nos pagan. Sin embargo, la lealtad implica un compromiso que va más hondo: es el trabajar no solo porque nos pagan, sino porque tenemos un compromiso más profundo con la empresa donde trabajamos.
La lealtad es una llave que nos permite tener auténtico éxito en las relaciones interpersonales. Una persona leal no nos ve como alguien del cual puede obtener algo, sino como un ser humano que puede dar y que necesita recibir. ¿Qué podía esperar Rut de Noemí? Absolutamente nada, 1:11-13.
ALGUNAS ACTITUDES DESLEALES:
- Somos desleales si criticamos a las personas por sus errores y defectos.
- Somos desleales cuando divulgamos las cosas confidenciales que nos han contado.
- Somos desleales al quejarnos del modo de ser de alguien y no ayudarlo para que se supere.
- Somos desleales cuando dejamos una amistad por razones injustificadas y de poca trascendencia.
- Somos desleales si ponemos poco esfuerzo al hacer un trabajo.
- Somos desleales si cobramos un precio por un trabajo y luego pedimos más.
Y USTED, ¿CUÁN LEAL ES?
Jesús estaba rodeado por doce hombres que “le juraban lealtad”. “Señor, aunque todos te dejaren, yo nunca te abandonaré. Y todos decían lo mismo”. Pero en la primera oportunidad de peligro, huyeron lo más rápido que pudieron. Jesús fue al calvario solo. Únicamente su madre, la otra María y el discípulo a quien amaba Jesús, fueron capaces de quedarse a su lado hasta el final, aunque eran miles los que lo seguían mientras enseñaba.
Y usted, ¿cuán leal es? Evite ser un mal recuerdo, conviértase en alguien en el cual se puede confiar, y transmita ese valor a todos los suyos, con su enseñanza y con su ejemplo.
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