PALABRAS: SEMILLAS DEL ÉXITO
Posiblemente te has desvelado
muchas veces pensando en la ocasión en que no dijiste las cosas apropiadas y
ofendiste a alguien, o cuando tus
palabras te metieron en un gran problema.
Quisieras entrar en una máquina del tiempo, volver a ese momento, y
rectificar. Lamentablemente eso es imposible. Sin embargo, tú puedes tomar la
decisión de revertir el efecto de tus palabras de este día en adelante. ¿Cómo?
LA PALABRA CREADORA
La palabra antecede a lo creado.
Ella es el fermento, el catalizador que vuelve las cosas realidad. Es la base
de todo lo que será. Por lo tanto, hemos
de usarla a nuestro favor. Cuando
administramos mal nuestra boca, nos equivocamos: “–¿Cómo te va? –allí, fregado, pero contento”,
o “Cayendo que levantando”, “Como cuando usted era pobre”. Expresiones
negativas van forjando sentimientos y pensamientos en nuestra mente, los
cuales, a la postre, se volverán hábitos constantes, y estos formarán nuestro
carácter. Así que la mediocridad se construye con la boca, “Cayendo que
levantando”, o la vida exitosa y magnánima: “Bendecido, prosperado y en
victoria”.
Tengo un amigo empresario, el
rumbo de su negocio no va nada bien. Él
es muy negativo y constantemente maldice su condición, sus deudas, a sus
trabajadores, todo está mal, no hay trabajo, etc. Este tipo de pensamientos
dominan su mente. Todas las personas dicen que él no deja de hablar
negativamente. Así, sus palabras han condicionado sus pensamientos, y sus
circunstancias. –“Señor, no sea negativo al hablar. –Es que no puedo mentir,
decir que me va bien si todo está mal”- dice él.
En “El Alquimista”, Paulo Coelho
dice: "Cuando una persona desea realmente algo, el Universo entero
conspira para que pueda realizar su sueño.” Amigo, el universo escuchará tu voz,
cumplirá tus órdenes, te llevará a la cumbre, si así lo pronuncias, o te
hundirás en el más oscuro y triste abismo si no cambias tu forma de hablar.
Deja lo negativo, pronuncia todo a tu favor, condiciona tu mente para sembrar en ella, con tus palabras, la
semilla de la fe y la esperanza. Un trovador decía: “No digas no puedo ni en
broma, porque el inconsciente no tiene sentido del humor, lo tomará en serio y
te lo recordará cada vez que lo
intentes.” ¡Construye una vida grande a
partir de tus palabras!
PRIVILEGIO = RESPONSABILIDAD
En el mundo somos los únicos
seres con un poder de comunicación sin igual. Pero esto, más que un privilegio,
es una gran responsabilidad, porque el uso de las palabras tiene un misterioso
poder, capaz de dar la vida, o provocar la muerte. “La lengua tiene poder para
dar vida y para quitarla; los que no paran de hablar sufren las consecuencias.”
Prv.18:21. TLA[1]
En breves palabras, tu boca determina tu destino.
El Señor no quiere que uses tu
boca de forma irresponsable, por eso, él advierte: “Les digo lo siguiente: el
día del juicio, tendrán que dar cuenta de toda palabra inútil que hayan dicho.”
Mt.12:36, NTV.[2] Esta
advertencia debe estar en nuestra conciencia todos los días, pues a diario
usamos las palabras. El hábito de hablar mal puede estar tan arraigado en
nosotros, que decimos malas palabras, somos negativos, o maldecimos de forma
espontánea. Por el uso diario, nos hemos vuelto inconscientes de cómo hablamos.
Cuando algo se hace tanto, se automatiza, y surge espontáneamente. ¡Qué grave
es ser inconscientes de semejante error!
Una de las prescripciones que
Dios le dio a su pueblo fue: “No tomarás el nombre de tu Dios en vano”, Éx.20:7.
Este mandamiento nos enseña la regulación de las palabras en cuanto a las cosas
santas, y la prudencia que se ha de tener al hablar de ellas.
Los judíos evitaban pronunciar el
nombre de Dios, lo consideraban sacrosanto, así que al nombrarlo, lo hacían
mencionando sus atributos: El Altísimo, El Misericordioso, etc.” Por eso,
cuando Jesús dijo que Dios era su Padre, los judíos se escandalizaron, Jn.5:18.
Esta es la razón por la cual se desconoce la fonética del nombre de Dios, y el
propio nombre escrito se desconoce. Esto es un misterio.
Sin embargo, ¡con cuánta
facilidad los occidentales mencionamos al Señor: “¡Te lo juro por Dios”. Titulares
en internet como “El día que fusilaron a Dios”, programas en la televisión que
lo irrespetan, etc. La falta de frugalidad ha llegado a grandes dimensiones. Un
escándalo mundial por el irrespeto al nombre de Dios: un presidente jurando por
Dios no haber caído en el adulterio, luego estallan en su misma cara las
consecuencias de sus palabras, el escándalo se maximiza.
Las escrituras nos llaman a la
prudencia y a la buena administración de nuestra boca, pues el día final,
nuestras palabras se convertirán en los principales argumentos en nuestra
contra o a nuestro favor.
MANZANA DE ORO CON FIGURAS DE
PLATA ES LA PALABRA DICHA COMO CONVIENE, Proverbios 25:11
Una historia nos servirá para
ilustrar esta verdad:
Un Sultán soñó que había perdido
todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un Sabio para que
interpretase su sueño. –¡Qué desgracia, mi señor! – exclamó el sabio! Cada
diente caído representa la pérdida de un pariente de vuestra majestad. –¡Qué
insolencia! –gritó el sultán enfurecido. –¿Cómo te atreves a decirme semejante
cosa? ¡Fuera de aquí! Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.
Más tarde ordenó que le trajesen
a otro Sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al sultán
con atención, le dijo: ¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El
sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes. Se iluminó el
semblante del sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas
de oro. Cuando el sabio salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo
admirado: ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es
la misma que la del primer sabio. No entiendo por qué al primero le pagó con
cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.
Recuerda, amigo mío, respondió el
sabio, que todo depende de la forma en el decir... uno de los grandes desafíos
de la humanidad es aprender a comunicarse.
Somos responsables de nuestra
vida, y esta está determinada por nuestra forma de hablar. Deje de ser
negativo, conviértase en un profeta de grandes verdades para su vida futura. No
maldiga ni maltrate a nadie con sus palabras, mucho menos a sus hijos y a los
que le rodean. Tenga a flor de labios un
encomio, un elogio, y entienda que la crítica jamás produce buenos resultados.
El rumbo de su vida está en su boca.
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